
¿Sabías que la Tiara Spencer, esa joya deslumbrante que coronó a Lady Diana en uno de los momentos más icónicos del siglo XX, no es realmente una reliquia familiar ancestral? ¿Y que su historia se entrelaza con una de las coronas más importantes del Reino Unido? Hoy nos sumergimos en el fascinante origen de esta tiara real, su simbología, su linaje y, cómo no, su legado eterno.
El nacimiento de un ícono: de regalo de boda a joya histórica
Corría el año 1919. Europa comenzaba a recuperarse de los estragos de la Gran Guerra, y en ese clima de renacimiento, un gesto de amor familiar dio forma a lo que más tarde se convertiría en una joya icónica de la nobleza británica. Lady Sarah Spencer obsequió a su sobrina política Cynthia una joya para celebrar su matrimonio con Albert Edward Spencer. Cynthia y Albert, quienes más tarde serían los séptimos Condes de Spencer, eran los abuelos paternos de Lady Diana.
La pieza inicial era un delicado broche con brillantes en forma de tulipán, una joya de elegancia serena, sin pretensiones, que acabaría siendo el núcleo central de la tiara. No fue hasta 1937 que esta joya se transformó en la tiara que hoy reconocemos al instante. Ese año, la prestigiosa joyería Garrard —la misma encargada de restaurar la Corona Imperial de la Reina Isabel II ese mismo año— añadió cuatro impresionantes elementos a su alrededor y finalizó la estructura con dos piezas de joyería del siglo XVIII.
Y aquí es donde la historia se vuelve aún más evocadora: ¿y si ambas joyas, la Tiara Spencer y la Corona Imperial, hubieran pasado por las mismas manos? ¿Las del mismo orfebre, en el mismo taller, con la misma delicadeza reverencial?
Un diseño que respira elegancia y herencia
La tiara fue elevada de simple adorno a símbolo regio con la inclusión de dos fragmentos que se cree pertenecieron a una tiara de Frances, Vizcondesa de Montagu. Estas piezas fueron legadas a Lady Sarah Spencer en 1875 y constituyen los elementos más antiguos de la tiara.
El resultado: una obra maestra en plata dorada y oro, engastada con un deslumbrante conjunto de diamantes. Su diseño, fluido y armonioso, evoca hojas y flores en un equilibrio poético. Flexible, ligera y majestuosa, es una de esas piezas que parece hablarle directamente a la piel de quien la lleva.
La boda de Lady Diana: un momento para la eternidad
El 29 de julio de 1981, el mundo entero contuvo el aliento al ver a una joven Lady Diana Spencer caminar hacia el altar en la Catedral de San Pablo. El vestido de cuento de hadas y, sobre todo, la tiara centelleante que coronaba su velo nupcial, hicieron historia. La Tiara Spencer, prestada por su familia, se convirtió en un símbolo de gracia, juventud y realeza contemporánea.
Más allá de su belleza estética, la tiara en la cabeza de Diana narraba silenciosamente la historia de su linaje, de su conexión con siglos de nobleza y, al mismo tiempo, su papel en un nuevo capítulo de la monarquía británica.
La joya hermana: el legendario anillo de compromiso
No podemos hablar de joyas icónicas de Lady Diana sin mencionar su sortija de compromiso. En febrero de 1981, recibió del príncipe Carlos un anillo que hoy es casi tan famoso como la tiara. Un impresionante zafiro de Ceilán de 14 quilates, rodeado de 14 brillantes, montado en oro blanco, fue seleccionado por la Reina Isabel II y Carlos, y adquirido también en Garrard por 28,000 libras de la época.
Esta joya, conocida como una “roseta”, capturó la atención del mundo por su singular belleza. Actualmente adorna la mano de Kate Middleton, duquesa de Cambridge, perpetuando así el legado de Diana con cada aparición pública.
El legado continuo de una joya viva
Lejos de ser una pieza de museo, la Tiara Spencer ha seguido brillando en eventos familiares de gran importancia. Jane Fellowes, hermana de Diana, la llevó en 1978 en su boda. Sarah McCorquodale, otra hermana, hizo lo propio en 1980. En 1989, fue el turno de Victoria Lockwood en su matrimonio con el vizconde Althorp. Y en 2018, Celia McCorquodale, sobrina de Diana, cautivó al mundo al lucir la tiara en su propia boda.
Estos momentos han mantenido la tiara en el centro del imaginario colectivo, como símbolo de continuidad, tradición y homenaje.
El presente: un tesoro familiar custodiado con amor
Hoy en día, la Tiara Spencer permanece bajo la custodia de Charles Spencer, octavo conde de Spencer y hermano de Diana. Su papel como guardián del legado de su hermana se refleja en su participación activa en eventos y causas benéficas, y en la preservación de joyas como esta que hablan sin palabras.
Aunque no ha sido usada por Kate o Meghan en sus respectivas bodas, todo indica que la tiara seguirá saliendo del joyero en eventos clave de la familia Spencer. Y cada vez que lo haga, evocará no solo la historia de Diana, sino la de todas las mujeres que la portaron antes y después de ella.
Nuestra réplica: un homenaje desde el corazón
Inspiradas por la historia, la belleza y la emoción que transmite esta tiara, hemos creado una réplica artesanal en nuestra tienda. Con el máximo respeto al diseño original y poniendo el alma en cada detalle, esperamos que al llevarla puedas sentir un poco de esa magia que envolvió a Lady Di. Puedes verla aquí:
👉 Tiara Spencer Réplica – López-Linares Vintage Jewelry
Porque al final, no se trata solo de joyas, sino de historias. De recuerdos. De lo que sentimos cuando una pieza toca nuestra piel y nos transporta a otro tiempo, a otro lugar.
María López Linares
María López-Linares, especialista en joyería y antigüedades. Responsable y joyera desde 1993 de "Vintage by López-Linares", donde diseña y fabrica joyas inspiradas en piezas históricas y vintage. Su pasión por las antigüedades nació en su infancia, acompañando a su padre en la búsqueda de tesoros en el Rastro de Madrid. A lo largo de los años, María ha conseguido transformar y adaptar el pequeño negocio familiar hasta convertirlo en una joyería de éxito.
Además de su amor por la joyería, le apasionan la fotografía y el cine, dos artes que influyen en su manera de captar la belleza y la historia en cada una de sus creaciones.