A mediados del siglo XIX, una mujer deslumbró a toda Europa por su elegancia, inteligencia y magnetismo: Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia y musa del Segundo Imperio. Entre sus tesoros más preciados, destacaba una tiara de diseño floral y femenino, joya de la corona francesa en un suceso que devolvió a esta pieza legendaria al centro de la atención mundial.
Inspirada en esa tiara desaparecida, la Tiara Montijo rinde homenaje al esplendor de la corte de Napoleón III y al gusto exquisito de una emperatriz adelantada a su tiempo. Su silueta, de una feminidad etérea, captura la delicadeza del arte joyero del siglo XIX, reinterpretado con maestría para la mujer contemporánea.
Cada curva de la Tiara Montijo está esculpida a mano en plata trabajada con técnicas tradicionales, engastada con cristales minuciosamente tallados que atrapan la luz. En su parte superior, perlas de agua dulce coronan el diseño como lunas blancas, evocando la pureza y la gracia de las tiaras reales.